Se afirmaba que las palabras y las construcciones arameas demostraban que el Pentateuco se había escrito en una fecha tardía, porque este idioma no se había hablado durante el segundo milenio a. C.
Cuando se criticaba la paternidad literaria mosaica del Pentateuco, la inscripción aramea más antigua era del siglo VIII o IX a. C. Además, no había información extrabíblica en cuanto a la existencia de los arameos durante el período patriarcal.
En Levítico 7:35 aparece la palabra mishjah, "medida", considerada como arameísmo. Esta palabra fechaba al documento P, en el cual aparecía, en el período persa. Esta palabra aparece en el diccionario acadio, y probablemente entró al hebreo por vía del acadio y no del arameo.
Es difícil encontrar en el Pentateuco un legítimo arameísmo. Por otra parte, hay evidencia de que el arameo era un idioma bien conocido mucho antes de la fecha que se le asignaba.
Una carta de Ugarit, del siglo XIII a. C., contiene dos veces la frase "mi hijo". En la tercera línea aparece escrito en arameo: bari, en la línea 16 aparece en hebreo: beni. Esto demuestra que existían las formas arameas de algunas palabras y que se usaban junto con las hebreas.
Este mismo intercambio de ben y bar aparece en Salmos 2:7, 12.
Los arameísmos aparecen en una inscripción acadia de Naramsin (siglo XXIII a. C.), y más tarde durante la primera dinastía de Babilonia.