El sensacional descubrimiento de los famosos Rollos del Mar Muerto en 1947 revolucionó la crítica textual del AT. En ese tiempo ningún estudioso del AT tenía la menor esperanza de que alguna vez se encontraran manuscritos de la Biblia hebrea anteriores al período de los masoretas. Por eso, cuando fueron hallados los mencionados manuscritos, muchos eruditos tuvieron dificultad en aceptar que eran genuinos, o que si lo eran, fueran tan antiguos como parecían serlo.
Sin embargo, los descubrimientos posteriores han proporcionado una evidencia irrefutable, tanto arqueológica como paleográfica, de que estos textos hebreos son siglos más antiguos que los manuscritos que antes se conocían. Decenas de miles de fragmentos de manuscritos, tanto bíblicos como seculares, se encontraron en varias cuevas en los alrededores de Khirbet Qumrán. La mayor colección se descubrió en la cueva número 4, en el año 1952. Había allí miles de fragmentos de unos 480 rollos, de los cuales 100 eran bíblicos, con partes de todos los libros de la Biblia hebrea salvo el libro de Ester. La excavación de las ruinas de Khirbet Qumrán a partir de 1951, que duró varios años, trajo a la luz el centro comunitario de la secta religiosa judía de los esenios, y mostró claramente su conexión con los descubrimientos hechos en las cuevas.
Las cuevas de Wadi Murabba'at, a unos 20 km al sudoeste de Qumrán, proporcionaron documentos dejados allí por los judíos que participaron en la revuelta de Barcoquebas entre los años 132 y 135 d. C., algunos de ellos con fecha. Entre los materiales bíblicos descubiertos allí había un rollo de los profetas menores (desde Joel hasta comienzos de Zacarías), fechado en el siglo II d. C., lo cual es muy valioso.
Los Rollos de Qumrán de la Biblia hebrea se remontan al período cuando todavía la Biblia hebrea no había sido unificada; esto ocurrió a fines del primer siglo d. C. Sin embargo, la mayoría de estos rollos concuerdan sustancialmente con las palabras de la Biblia hebrea recibida por medio de los masoretas. Por lo tanto, los Rollos del Mar Muerto proporcionan un testimonio convincente de la precisión general en la transmisión del texto hebreo. El estudio de estos documentos ha convencido a los eruditos de que el texto sagrado debe tratarse con mucho mayor respeto que el que había recibido de parte de la comunidad erudita durante los dos siglos anteriores.
El gran rollo de Isaías ( IQIsa) , hallado en la cueva número 1, contiene miles de variaciones con respecto al texto masorético, pero la gran mayoría de estas variaciones no afectan para nada el sentido. Son más bien diferencias de ortografía, formas gramaticales y terminaciones. Entre las variantes que tienen que ver con el significado, la mayoría parecen ser el resultado de evidentes errores de copia. El rollo no fue escrito con la cuidadosa precisión de los escribas profesionales judíos del período posterior. Al parecer, se trata más bien de un manuscrito popular, preparado por aficionados.
Si se descarta este tipo de variantes, el texto de IQIsa concuerda notablemente con el texto tradicional. Millar Burrows, quien preparó el manuscrito para la publicación, consideró que este hecho era la característica más notable del rollo. Burrows consideró que la segunda característica notable del rollo era que en algunos puntos aparecían variantes superiores, a pesar de que el manuscrito no había sido muy bien copiado. Desde entonces los traductores de la Biblia han debido tomar en cuenta estas variantes.
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