EL DIOS QUE YO CONOZCO

16.00. En busca de una solución para el problema sinóptico

Después de dos siglos de trabajo, los críticos de las fuentes aún no han encontrado la solución. Los argumentos propuestos en favor de cada una de las teorías no han resuelto el problema. Cada intento por ofrecer una respuesta hace surgir una nueva pregunta. Este quizá sea uno de esos problemas que sólo se resolverán en la escuela del más allá.

Las teorías que se han expuesto tienen en gran medida por base la premisa de que los Evangelios se escribieron del mismo modo como se produce cualquier otra obra literaria. Nosotros rechazamos totalmente tal idea. El Espíritu Santo no sólo dirigió a los autores de los Evangelios a fuentes y materiales dignos de confianza, sino que también dirigió sus mentes al escribir acerca de acontecimientos pasados. Por esto los Evangelios, como también todas las otras Escrituras, son únicos en comparación con el resto de la producción literaria del hombre; por lo tanto, no es posible tratar su historia literaria exactamente del mismo modo como un crítico analiza los factores que contribuyeron a la producción de una obra que es fruto únicamente del genio humano.

Sin embargo, no tomamos la posición opuesta de que los autores bíblicos escribieron por dictado verbal del Espíritu Santo, y que en consecuencia los paralelos que haya -incluyendo las estructuras gramaticales anómalas- deben explicarse argumentando que el Espíritu escogió dictar exactamente las mismas palabras a diferentes autores. Pedro afirma específicamente que "los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo" (2 Pedro 1: 21). Hablaron y escribieron en armonía con sus propias individualidades y características, según puede apreciarse en sus variados estilos literarios. Dios por medio de su Espíritu dio luz y comprensión a la mente de los escritores de la Biblia; los guió a fuentes de información (Lucas 1: 1-3; Hechos 1: 1), pero los dejó en libertad para que hicieran su propia investigación. Luego, bajo la inspiración divina, escribieron en sus palabras tanto lo que les había sido revelado como lo que habían investigado.

15.05. Hipótesis de la fuente aramea

Charles Cutler Torrey publicó en 1933 su teoría de que todos los Evangelios originalmente fueron escritos en arameo. Argumentó que hay muchas traducciones erróneas en los Evangelios en griego, que sólo pueden corregirse si se los vuelve a traducir al arameo. Aunque la hipótesis de Torrey atrajo mucha atención, no ha convencido a muchos eruditos, quienes han quedado consternados por la falta de acuerdo entre los seguidores de Torrey en cuanto a cuáles son las traducciones erróneas.

Joachim Jeremías intentó en la década de 1950 recuperar la ipssisima verba christi (las mismísimas palabras de Cristo) reconstruyendo del griego el arameo original hablado por Jesús.

M. Black sugirió en 1967 que una fuente en la cual estaban los dichos de Jesús, ya sea en forma escrita u oral, sirvió de fuente para los Evangelios sinópticos.

Debido al descubrimiento de cartas y documentos escritos en Galilea en tiempos del NT, hoy hay menos entusiasmo por probar que los Evangelios originales fueron escritos en arameo. En verdad, algunos han sugerido que Cristo mismo hablaba el griego, y que parte de su enseñanza y de su predicación fue en griego.

15.04. Diversas hipótesis que afirman la existencia de fuentes múltiples

Los que aceptan la prioridad de Marcos, ya sea en la hipótesis de dos o de cuatro fuentes, aún tienen dificultad para explicar las concordancias menores entre Mateo y Lucas, cuando éstas difieren de Marcos.

Esto ha llevado a teorías divergentes en cuanto a la existencia de fuentes múltiples. Algunos eruditos han sugerido una teoría "fragmentaria", según la cual los evangelistas habrían tomado de diversos escritos de la vida de Jesús. Se considera que Lucas 1: 1 es evidencia de la existencia de tales relatos de la vida de Jesús.