EL DIOS QUE YO CONOZCO

16.00. En busca de una solución para el problema sinóptico

Después de dos siglos de trabajo, los críticos de las fuentes aún no han encontrado la solución. Los argumentos propuestos en favor de cada una de las teorías no han resuelto el problema. Cada intento por ofrecer una respuesta hace surgir una nueva pregunta. Este quizá sea uno de esos problemas que sólo se resolverán en la escuela del más allá.

Las teorías que se han expuesto tienen en gran medida por base la premisa de que los Evangelios se escribieron del mismo modo como se produce cualquier otra obra literaria. Nosotros rechazamos totalmente tal idea. El Espíritu Santo no sólo dirigió a los autores de los Evangelios a fuentes y materiales dignos de confianza, sino que también dirigió sus mentes al escribir acerca de acontecimientos pasados. Por esto los Evangelios, como también todas las otras Escrituras, son únicos en comparación con el resto de la producción literaria del hombre; por lo tanto, no es posible tratar su historia literaria exactamente del mismo modo como un crítico analiza los factores que contribuyeron a la producción de una obra que es fruto únicamente del genio humano.

Sin embargo, no tomamos la posición opuesta de que los autores bíblicos escribieron por dictado verbal del Espíritu Santo, y que en consecuencia los paralelos que haya -incluyendo las estructuras gramaticales anómalas- deben explicarse argumentando que el Espíritu escogió dictar exactamente las mismas palabras a diferentes autores. Pedro afirma específicamente que "los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo" (2 Pedro 1: 21). Hablaron y escribieron en armonía con sus propias individualidades y características, según puede apreciarse en sus variados estilos literarios. Dios por medio de su Espíritu dio luz y comprensión a la mente de los escritores de la Biblia; los guió a fuentes de información (Lucas 1: 1-3; Hechos 1: 1), pero los dejó en libertad para que hicieran su propia investigación. Luego, bajo la inspiración divina, escribieron en sus palabras tanto lo que les había sido revelado como lo que habían investigado.