EL DIOS QUE YO CONOZCO

9.01. Historia de la crítica de las fuentes de Isaías

Antes de que la crítica de las fuentes se hiciera fuerte, la tradición, tanto judía como cristiana, afirmaba que Isaías era el autor de los 66 capítulos que se le atribuían.

La afirmación ambigua del Talmud, "Ezequías su gente escribieron Isaías y Proverbios. . ." (Baba Bathra 15ª), se ha entendido como que aquellos fueron los que redactaron la colección de profecías incorporadas en esos libros.

Ibn Esdras (1092-1167 d. C.), comentador judío, menciona que Moisés ben Samuel Ibn-Gekatilla (c. 110 d. C.) afirmaba que Isaías 40-66 provenía del período postexílico; y algunos han pensado que Ibn Esdras empleaba este recurso para indicar que él creía lo mismo. Sin embargo, su manuscrito no puede usarse para afirmar esto. Por lo tanto, es evidente que hasta el siglo XVIII tanto cristianos como judíos consideraron que Isaías había sido el autor de todo el libro.

Pero ocurrió un cambio a fines del siglo XVIII. Después que J. S. Semler (1725-179l) rechazara el concepto tradicional de la inspiración bíblica, J. G. Eichhorn, quien ayudó a establecer el método de crítica de las fuentes para el estudio del AT, fue el primero en afirmar que los capítulos 40 al 66 del libro de Isaías fueron escritos por un desconocido profeta en el exilio.

Estas influencias se hicieron sentir en la tercera edición del comentario de Isaías escrito por J. C. Doederlein en 1780. Doederlein afirmó que Isaías, que vivió en el siglo VIII, no podía prever la caída de Jerusalén, ni el exilio con más de un siglo de anticipación, ni la actuación de Ciro unos 150 años antes de que apareciera en la escena histórica. Por esto argumentó que autores posteriores tenían que ser los responsables de éstas y otras partes de Isaías.

Debido al clima Filosófico de la época y la insistencia de que la Biblia debía considerarse como literatura humana, el supernaturalismo fácilmente cedió ante el naturalismo y el racionalismo. En esta forma la posición tradicional, de que Isaías había sido el autor de su libro, fue reemplazada por la teoría del segundo Isaías o Deuteroisaías.

El conocido erudito en lengua y escritos semíticos Wilhelm Gesenius (1786-1842) propuso en 1819 que el segundo Isaías (cap. 40-66) no era producto de diversos autores y fuentes, sino de un solo hombre que vivió a fines del exilio.

Su opinión predominó durante unos sesenta años. Pero desde 1878 en adelante comenzaron a surgir algunos que pedían que se separaran los capítulos 56 al 66 de los capítulos 40 al 55. La hipótesis del tercer Isaías (o Tritoisaías), que afirma que los cap. 56 al 66 fueron escritos después del año 538 a. C. en Palestina, apareció en 1892 en un comentario de Berhard Duhm (1847-1928).

Desde entonces muchos eruditos han dividido el libro en dos partes: 1-39 y 40-66, y otros lo han dividido en tres partes: 1-39, 40-55 y 56-66.

Algunos críticos contemporáneos sugieren que una larga serie de autores desde el siglo VIII hasta el III a. C., pertenecientes a la escuela de Isaías, son los responsables de la escritura de este libro.

G. Fohrer (1967) afirmó que de los 784 vers. de Isaías 1-39, sólo 232 (30 por ciento) pueden asignarse con cierta seguridad a Isaías; pero en 1974 O. Kaiser indicó que los versículos escritos por Isaías eran 288 (37 por ciento).

Se ve, entonces, como los críticos están en desacuerdo no sólo en cuanto a la forma de dividir el libro, sino también en cuanto a la autenticidad de los versículos. Esto destaca el carácter subjetivo del método empleado. Para conseguir mayor objetividad se han hecho estudios computarizados; sin embargo, los resultados de estos estudios todavía son contradictorios.

En 1970-1971 el erudito israelí Y. T. Radday hizo el primer estudio computarizado de Isaías, en el cual halló evidencia de la existencia de un primer y un segundo Isaías.

En 1972 el americano L. L. Adams preparó un análisis estadístico del libro de Isaías, y en base a sus hallazgos llegó a la conclusión de que todo el libro había sido escrito por un solo autor.

Los resultados divergentes de estos estudios reflejan el hecho de que cualquier investigación que se haga tiene como base un determinado modelo filosófico que se emplea para categorizar la información obtenida. Este elemento subjetivo de la investigación es el que limita la objetividad de los estudios computarizados.